lunes, 28 de julio de 2014
miércoles, 16 de julio de 2014
Síntesis Unidad III: El docente y su desarrollo profesional y personal
La formación permanente y la auto evaluación en el ejercicio profesional
La formación permanente del profesorado es uno de los criterios que definen la calidad de la educación. Uno de los elementos novedosos en el ámbito educativo es el desarrollo de las competencias en el alumnado, lo cual reclama por parte del profesorado un cambio en su función docente, que necesariamente debe ir unido a una formación permanente basada en competencias.
La sociedad de la información y la comunicación se caracteriza por cambios constantes en todos los ámbitos y esto repercute directamente en la educación, en cada una de las escuelas, de las aulas y de sus protagonistas: los estudiantes y el profesorado.
En la actualidad existen muchos planes de formación permanente, pero hay poca innovación, tal y como apunta Imbernón (2007), es decir, los contenidos, las experiencias, los aprendizajes derivados de la formación no siempre se llevan a la práctica.
La causa puede encontrarse, según este autor, en un modelo de formación tradicional y descontextualizada que no responde a la demanda del profesorado. Incluso, señala Álvarez Rojo (2007), en los planes de formación continua en el ámbito de la enseñanza, salvo notables excepciones (grupos de trabajo y planes de innovación docente), la formación impartida no está suficientemente relacionada con el desempeño del puesto de trabajo, en cuanto a los contenidos abordados, los tiempos prescritos para la formación o los escenarios en que se desarrollan.
Las competencias profesionales pueden definirse como el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes, de orden cognitivo, afectivo y práctico, necesarias para el desarrollo profesional del docente y que, según Roegiers (2000), se forman básicamente en el proceso de aprendizaje profesional, a través de procesos culturales vividos por el profesorado, ya sea de modo personal o colectivo.
Tal y como señalábamos, la sociedad y la escuela actual reclaman al profesorado una actualización permanente, centrada en las competencias profesionales, que dé respuesta al nuevo perfil del profesorado y a las funciones que debe desempeñar. En definitiva, los programas de formación permanente deben centrarse en el desarrollo de las competencias profesionales necesarias para resolver los problemas que se plantean en los centros y en las aulas.
Comunidades de aprendizaje
Comunidades de Aprendizaje es un proyecto basado en un conjunto de actuaciones educativas de éxito dirigidas a la transformación social y educativa. Este modelo educativo está en consonancia con las teorías científicas a nivel internacional que destacan dos factores claves para el aprendizaje en la actual sociedad: las interacciones y la participación de la comunidad.
Las Comunidades de Aprendizaje implican a todas las personas que de forma directa o indirecta influyen en el aprendizaje y el desarrollo de las y los estudiantes, incluyendo a profesorado, familiares, amigos y amigas, vecinos y vecinas del barrio, miembros de asociaciones y organizaciones vecinales y locales, personas voluntarias, etc. El proyecto, que empezó en la educación obligatoria en 1995, cuenta actualmente con más de 120 Comunidades de Aprendizaje. Debido a su éxito, las Comunidades de Aprendizaje se han extendido a nivel internacional, llevándose a cabo en centros educativos de Brasil, y se han estudiado dentro del Sexto Programa Marco de Investigación de la Unión Europea INCLUD-ED como una actuación de éxito para el fomento de la cohesión social en Europa a través de la educación (CREA, 2006-2011). Partiendo de los sueños de toda la comunidad educativa y a través del diálogo y la ciencia este proyecto transformador está alcanzando un doble objetivo: superar el fracaso escolar y mejorar la convivencia.
Aporte cultural del docente
Los profesores no se limitan a impartir el currículo, sino que también lo interpretan. Técnicamente, la Cultura Docente comprende: “creencias, valores, hábitos y formas de hacer las cosas asumidas por las comunidades de docentes que tienen que afrontar exigencias y limitaciones.
El aporte cultural del profesional requiere reflexionar previamente sobre el trasfondo social de la escuela, es decir, visualizar a ésta como un núcleo de relaciones sociales muy diversas, en cuyo interior se van creando, al paso del tiempo.
Un aporte principal es la cultura de la escuela que está llena de simbolismos y códigos y constituye un micro universo social; en éste se ven reflejados los rasgos esenciales de la comunidad donde la institución se asienta y toda la herencia cultural del entorno, incluso las creencias, los usos, las costumbres y las pre concepciones que se tienen en torno a los roles que corresponden a cada quien dentro de la organización.
El docente: mediador entre la cultura y el estudiante
Uno de los importantes roles que desempeña el docente es el de servir de mediador entre la cultura y el estudiante y no sólo, como se creyó tradicionalmente, transmitir los conocimientos propios de la asignatura que orienta
Existen muchas formas de acceder a los productos de la cultura, especialmente desde la invención de los medios masivos e inmediatos de comunicación. Esto implica que cualquier persona está en la posibilidad de tener acceso a la información, con lo que podríamos pensar que el papel del docente como transmisor de conocimientos ya no tiene la importancia que tuvo en el pasado.
No obstante, a pesar de los avances tecnológicos aplicados a la educación, el docente sigue siendo fundamental en la construcción de conocimientos ya que ninguna tecnología podrá sustituir jamás el componente afectivo del acto pedagógico.
Efectivamente, en el acto pedagógico hay una continua interacción entre los estudiantes y de estos con el docente, creando unos valores que difícilmente se darían sin la actividad orientadora del maestro.
Es, precisamente, el docente quien anima a sus estudiantes para que alcancen las metas propuestas, para que descubran y exploten sus capacidades, para que generen hábitos y conductas deseables, para que produzcan en el campo académico y axiológico, para que se conviertan en constructores de su proyecto de vida y para que adquieran, gradualmente, un mayor nivel de responsabilidad y de autonomía.
De otra parte, es bueno anotar que allí no termina la actividad del docente. Por el contrario, podríamos afirmar que esta es secundaria ya que lo primordial es servir de mediador entre la cultura y sus estudiantes.
La formación permanente y la auto evaluación en el ejercicio profesional
La formación permanente del profesorado es uno de los criterios que definen la calidad de la educación. Uno de los elementos novedosos en el ámbito educativo es el desarrollo de las competencias en el alumnado, lo cual reclama por parte del profesorado un cambio en su función docente, que necesariamente debe ir unido a una formación permanente basada en competencias.
La sociedad de la información y la comunicación se caracteriza por cambios constantes en todos los ámbitos y esto repercute directamente en la educación, en cada una de las escuelas, de las aulas y de sus protagonistas: los estudiantes y el profesorado.
En la actualidad existen muchos planes de formación permanente, pero hay poca innovación, tal y como apunta Imbernón (2007), es decir, los contenidos, las experiencias, los aprendizajes derivados de la formación no siempre se llevan a la práctica.
La causa puede encontrarse, según este autor, en un modelo de formación tradicional y descontextualizada que no responde a la demanda del profesorado. Incluso, señala Álvarez Rojo (2007), en los planes de formación continua en el ámbito de la enseñanza, salvo notables excepciones (grupos de trabajo y planes de innovación docente), la formación impartida no está suficientemente relacionada con el desempeño del puesto de trabajo, en cuanto a los contenidos abordados, los tiempos prescritos para la formación o los escenarios en que se desarrollan.
Las competencias profesionales pueden definirse como el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes, de orden cognitivo, afectivo y práctico, necesarias para el desarrollo profesional del docente y que, según Roegiers (2000), se forman básicamente en el proceso de aprendizaje profesional, a través de procesos culturales vividos por el profesorado, ya sea de modo personal o colectivo.
Tal y como señalábamos, la sociedad y la escuela actual reclaman al profesorado una actualización permanente, centrada en las competencias profesionales, que dé respuesta al nuevo perfil del profesorado y a las funciones que debe desempeñar. En definitiva, los programas de formación permanente deben centrarse en el desarrollo de las competencias profesionales necesarias para resolver los problemas que se plantean en los centros y en las aulas.
Comunidades de aprendizaje
Comunidades de Aprendizaje es un proyecto basado en un conjunto de actuaciones educativas de éxito dirigidas a la transformación social y educativa. Este modelo educativo está en consonancia con las teorías científicas a nivel internacional que destacan dos factores claves para el aprendizaje en la actual sociedad: las interacciones y la participación de la comunidad.
Las Comunidades de Aprendizaje implican a todas las personas que de forma directa o indirecta influyen en el aprendizaje y el desarrollo de las y los estudiantes, incluyendo a profesorado, familiares, amigos y amigas, vecinos y vecinas del barrio, miembros de asociaciones y organizaciones vecinales y locales, personas voluntarias, etc. El proyecto, que empezó en la educación obligatoria en 1995, cuenta actualmente con más de 120 Comunidades de Aprendizaje. Debido a su éxito, las Comunidades de Aprendizaje se han extendido a nivel internacional, llevándose a cabo en centros educativos de Brasil, y se han estudiado dentro del Sexto Programa Marco de Investigación de la Unión Europea INCLUD-ED como una actuación de éxito para el fomento de la cohesión social en Europa a través de la educación (CREA, 2006-2011). Partiendo de los sueños de toda la comunidad educativa y a través del diálogo y la ciencia este proyecto transformador está alcanzando un doble objetivo: superar el fracaso escolar y mejorar la convivencia.
Aporte cultural del docente
Los profesores no se limitan a impartir el currículo, sino que también lo interpretan. Técnicamente, la Cultura Docente comprende: “creencias, valores, hábitos y formas de hacer las cosas asumidas por las comunidades de docentes que tienen que afrontar exigencias y limitaciones.
El aporte cultural del profesional requiere reflexionar previamente sobre el trasfondo social de la escuela, es decir, visualizar a ésta como un núcleo de relaciones sociales muy diversas, en cuyo interior se van creando, al paso del tiempo.
Un aporte principal es la cultura de la escuela que está llena de simbolismos y códigos y constituye un micro universo social; en éste se ven reflejados los rasgos esenciales de la comunidad donde la institución se asienta y toda la herencia cultural del entorno, incluso las creencias, los usos, las costumbres y las pre concepciones que se tienen en torno a los roles que corresponden a cada quien dentro de la organización.
El docente: mediador entre la cultura y el estudiante
Uno de los importantes roles que desempeña el docente es el de servir de mediador entre la cultura y el estudiante y no sólo, como se creyó tradicionalmente, transmitir los conocimientos propios de la asignatura que orienta
Existen muchas formas de acceder a los productos de la cultura, especialmente desde la invención de los medios masivos e inmediatos de comunicación. Esto implica que cualquier persona está en la posibilidad de tener acceso a la información, con lo que podríamos pensar que el papel del docente como transmisor de conocimientos ya no tiene la importancia que tuvo en el pasado.
No obstante, a pesar de los avances tecnológicos aplicados a la educación, el docente sigue siendo fundamental en la construcción de conocimientos ya que ninguna tecnología podrá sustituir jamás el componente afectivo del acto pedagógico.
Efectivamente, en el acto pedagógico hay una continua interacción entre los estudiantes y de estos con el docente, creando unos valores que difícilmente se darían sin la actividad orientadora del maestro.
Es, precisamente, el docente quien anima a sus estudiantes para que alcancen las metas propuestas, para que descubran y exploten sus capacidades, para que generen hábitos y conductas deseables, para que produzcan en el campo académico y axiológico, para que se conviertan en constructores de su proyecto de vida y para que adquieran, gradualmente, un mayor nivel de responsabilidad y de autonomía.
De otra parte, es bueno anotar que allí no termina la actividad del docente. Por el contrario, podríamos afirmar que esta es secundaria ya que lo primordial es servir de mediador entre la cultura y sus estudiantes.
Síntesis Unidad II: La cultura profesional del docente
Conceptualización de cultura
TYLOR plantea que la cultura es: "aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias. El arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad"
Dentro de esta definición resalta la importancia de exponer los hechos históricos, pero no solamente como una sucesión de hechos, sino de la conexión de los acontecimientos. De otra parte plantea como los fenómenos naturales son hechos concretos que parten de una lógica dentro del orden causa y efecto.
Para Tylor la importancia del análisis de lo individual y lo colectivo, radica en la coherencia entre los dos, pues si esto no se tiene en cuenta, pueden ser excluyentes en un momento determinado de la investigación.
Diversidad cultural
La diversidad de culturas o diversidad cultural se refiere al grado de variación cultural, tanto a nivel mundial como en ciertas áreas, en las que existe interacción de diferentes culturas coexistentes (en pocas palabras diferentes y diversas culturas).
Muchos estados y organizaciones consideran que la diversidad de culturas es parte del patrimonio común de la humanidad y tienen políticas o actitudes favorables a ella. Las acciones en favor de la diversidad cultural usualmente comprenden la preservación y promoción de culturas existentes.
Hoy la cultura irrumpe en nuestras conversaciones como uno de los temas de mayor importancia del mundo contemporáneo. Para muchos grupos y colectivos la cultura es una identidad entendida como resistencia frente a un mundo global e interdependiente que homogeneiza de una punta a otra del planeta todas las costumbres y tradiciones. En algunos lugares la cultura es el nudo de numerosos conflictos de convivencia, de muchos malentendidos identitarios. La cultura se nombra también para referirnos al patrimonio (de los conocimientos y de los productos) que a lo largo del tiempo han ido configurando nuestras realidades. A veces la Cultura es así, en mayúsculas, la representación de lo mejor y más valioso de ese patrimonio, un legado que es necesario conservar, que pertenece a todos y que por ello debe ser transmitido, aprendido e interiorizado.
La cultura y su incidencia en el pensamiento y la práctica docente
Mejorar el aprendizaje de los educandos para formar personas integrales y ciudadanos comprometidos capaces de actuar en nuestra compleja sociedad, demanda variadas tareas de parte de todos los involucrados en el sistema educativo. Sin embargo, teniendo en cuenta que la labor docente y su intervención en el aula es el elemento que más incidencia tiene en el desarrollo de los educandos, entre todos, el rol del docente es hoy uno de los mayores focos de atención como gestores de un cambio para la mejora del proceso; de ahí las diferentes intervenciones que se han realizado a nivel de formación docente tanto en la formación inicial - con el proceso de revisión de programas de los centros de educación superior que ofrecen las carreras docentes, como en la formación continua con planes de perfeccionamiento y evaluación del desempeño docente.
Son altas las exigencias hacia el docente por realizar prácticas de enseñanza eficaces, las que son medidas por resultados de los alumnos en pruebas estandarizadas o evaluadas generalmente mediante la observación de las clases del docente, por parte de algún miembro directivo del centro. Sin embargo, para que los educandos logren desarrollar las competencias de formación que están programadas de acuerdo al Curriculum Nacional y a lo que cada institución declara en el Proyecto Educativo Institucional, el docente debe realizar esfuerzos de sobre manera para dar cumplimiento a aquello en condiciones laborales que muchas veces son adversas.
Sentido de pertenencia a la profesión docente
Es común hablar del magisterio. Pero, a pesar de los esfuerzos que realizan las administraciones educativas al referir sus políticas a este sector, la historia nos muestra vacíos notables, no sólo en políticas dirigidas a mejorar su posición, sino también en las actitudes institucionales que han presidido su aplicación. Como consecuencia, el magisterio se mueve entre la ausencia de sentido de pertenencia y la búsqueda de nuevos sentidos, la ausencia de sentido y significación de “una comunidad educativa”, la ausencia de “una cultura institucional” y de un “clima afectivo favorable al aprendizaje”. El camino histórico del magisterio está sembrado de decepciones, por lo que ante esta incomprensión y pasividad institucionalizadas e históricas, debemos reaccionar.
Las instituciones requieren construir nuevas rutas para que el sector docente supere la frustración, aliente esperanza y recupere el sentido y significado de su vocación y pasión, de manera que se constituya en el abanderado de la democratización cognitiva y la reconstrucción ética del país. Para lograrlo, necesitamos convertir la educación en punto de encuentro y concertación por excelencia, y lograr que el magisterio reencuentre su vocación, fortalecida y aupada por la sociedad y el estado, y reencontrada y asumida por los docente.
Conceptualización de cultura
TYLOR plantea que la cultura es: "aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias. El arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad"
Dentro de esta definición resalta la importancia de exponer los hechos históricos, pero no solamente como una sucesión de hechos, sino de la conexión de los acontecimientos. De otra parte plantea como los fenómenos naturales son hechos concretos que parten de una lógica dentro del orden causa y efecto.
Para Tylor la importancia del análisis de lo individual y lo colectivo, radica en la coherencia entre los dos, pues si esto no se tiene en cuenta, pueden ser excluyentes en un momento determinado de la investigación.
Diversidad cultural
La diversidad de culturas o diversidad cultural se refiere al grado de variación cultural, tanto a nivel mundial como en ciertas áreas, en las que existe interacción de diferentes culturas coexistentes (en pocas palabras diferentes y diversas culturas).
Muchos estados y organizaciones consideran que la diversidad de culturas es parte del patrimonio común de la humanidad y tienen políticas o actitudes favorables a ella. Las acciones en favor de la diversidad cultural usualmente comprenden la preservación y promoción de culturas existentes.
Hoy la cultura irrumpe en nuestras conversaciones como uno de los temas de mayor importancia del mundo contemporáneo. Para muchos grupos y colectivos la cultura es una identidad entendida como resistencia frente a un mundo global e interdependiente que homogeneiza de una punta a otra del planeta todas las costumbres y tradiciones. En algunos lugares la cultura es el nudo de numerosos conflictos de convivencia, de muchos malentendidos identitarios. La cultura se nombra también para referirnos al patrimonio (de los conocimientos y de los productos) que a lo largo del tiempo han ido configurando nuestras realidades. A veces la Cultura es así, en mayúsculas, la representación de lo mejor y más valioso de ese patrimonio, un legado que es necesario conservar, que pertenece a todos y que por ello debe ser transmitido, aprendido e interiorizado.
La cultura y su incidencia en el pensamiento y la práctica docente
Mejorar el aprendizaje de los educandos para formar personas integrales y ciudadanos comprometidos capaces de actuar en nuestra compleja sociedad, demanda variadas tareas de parte de todos los involucrados en el sistema educativo. Sin embargo, teniendo en cuenta que la labor docente y su intervención en el aula es el elemento que más incidencia tiene en el desarrollo de los educandos, entre todos, el rol del docente es hoy uno de los mayores focos de atención como gestores de un cambio para la mejora del proceso; de ahí las diferentes intervenciones que se han realizado a nivel de formación docente tanto en la formación inicial - con el proceso de revisión de programas de los centros de educación superior que ofrecen las carreras docentes, como en la formación continua con planes de perfeccionamiento y evaluación del desempeño docente.
Son altas las exigencias hacia el docente por realizar prácticas de enseñanza eficaces, las que son medidas por resultados de los alumnos en pruebas estandarizadas o evaluadas generalmente mediante la observación de las clases del docente, por parte de algún miembro directivo del centro. Sin embargo, para que los educandos logren desarrollar las competencias de formación que están programadas de acuerdo al Curriculum Nacional y a lo que cada institución declara en el Proyecto Educativo Institucional, el docente debe realizar esfuerzos de sobre manera para dar cumplimiento a aquello en condiciones laborales que muchas veces son adversas.
Sentido de pertenencia a la profesión docente
Es común hablar del magisterio. Pero, a pesar de los esfuerzos que realizan las administraciones educativas al referir sus políticas a este sector, la historia nos muestra vacíos notables, no sólo en políticas dirigidas a mejorar su posición, sino también en las actitudes institucionales que han presidido su aplicación. Como consecuencia, el magisterio se mueve entre la ausencia de sentido de pertenencia y la búsqueda de nuevos sentidos, la ausencia de sentido y significación de “una comunidad educativa”, la ausencia de “una cultura institucional” y de un “clima afectivo favorable al aprendizaje”. El camino histórico del magisterio está sembrado de decepciones, por lo que ante esta incomprensión y pasividad institucionalizadas e históricas, debemos reaccionar.
Las instituciones requieren construir nuevas rutas para que el sector docente supere la frustración, aliente esperanza y recupere el sentido y significado de su vocación y pasión, de manera que se constituya en el abanderado de la democratización cognitiva y la reconstrucción ética del país. Para lograrlo, necesitamos convertir la educación en punto de encuentro y concertación por excelencia, y lograr que el magisterio reencuentre su vocación, fortalecida y aupada por la sociedad y el estado, y reencontrada y asumida por los docente.
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